
Gaia , ¿quieres hablar conmigo?
Si, mi niño, necesitamos hacerlo. Sabes que nos acercarnos a hablar contigo, cuando es importante el mensaje que se debe enviar. Sabemos y somos conscientes de tu proceso en esta existencia como tú entiendes y vives el mío.
Falta poco mi niño, la brecha entre lo que llaman tiempo se acorta para ingresar en el espacio de vacío. La condición del hombre debe estar a la altura de esta circunstancia.
Pregunta al hombre donde esta hoy, cual es el orden de importancia en sus vida que lo esta orientando en este transito divino. Pregunta al hombre si sabe donde apoya sus pies, pregunta si sabe hacia donde camina. Pregunta…
Pequeño, hay que poner un poco más de esfuerzo. Veo que muchos de mis hijos siguen sin mirar con los ojos del alma.
Hijo mío, necesito de ustedes ya que debo avanzar y este salto se debe hacer con el alma en el padre. ¿Desde donde están mirando la vida? ¿Cuál es el árbol que no les deja ver el bosque?
Mi pequeño de luz, que eres tan chico frente a la superficie que cubre mi espíritu, pero eres tan grande y profundo como el padre, ayúdalos a reencontrarse en ti.
A los niños que vinieron del cielo, a esas viejas almas viajeras, más que nunca necesito de vuestro brillo. Brillen donde esta empezando a oscurecer, ya que están en mi justo en el momento y lugar que deben estar. Sean eso a lo que han venido, honren su casta que nace del padre, muestren al Dios en el otro como debe sentir la presencia de todos en uno.
Estamos llegando al final del viaje, ¿Están preparados para ser uno en todos? ¿Han caminado lo suficiente para estar frente a los ojos de Dios? ¿Entienden mi mensaje?
Vuelvan al origen del afecto, a la esencia amorosa de donde surge todo. Hijos míos, quien sino su madre los ha envuelto durante siglos en los brazos de la ternura. He visto al odio y al amor enfrentados, a la duda y al miedo de estar separados del Padre.
¿Porque dudan y luego existen?. Miren hijos míos, más allá de donde vuestros ojos les permiten ver. Denle el valor y la real importancia que transitar esta experiencia exige. No terminen su viaje preguntándose por donde era el camino y hacia donde iban.
Dios decide como avanza y Dios decide como vive. Hijos, que el Dios en ustedes exprese su gracia como la naturaleza se expresa sobre mi. En respeto, en encuentro con ustedes y en paz con todos los que estamos juntos circulando por la ruta de las almas que despiertan.
Encuéntrense en mí, sean Gaia y todo la vida que se nutre desde mí. Sean por un momento mi existencia para ver de forma más amplia esto que es llevar vida en vida.
La madre que los ama… gracias mi niño, una vez más.
Si, mi niño, necesitamos hacerlo. Sabes que nos acercarnos a hablar contigo, cuando es importante el mensaje que se debe enviar. Sabemos y somos conscientes de tu proceso en esta existencia como tú entiendes y vives el mío.
Falta poco mi niño, la brecha entre lo que llaman tiempo se acorta para ingresar en el espacio de vacío. La condición del hombre debe estar a la altura de esta circunstancia.
Pregunta al hombre donde esta hoy, cual es el orden de importancia en sus vida que lo esta orientando en este transito divino. Pregunta al hombre si sabe donde apoya sus pies, pregunta si sabe hacia donde camina. Pregunta…
Pequeño, hay que poner un poco más de esfuerzo. Veo que muchos de mis hijos siguen sin mirar con los ojos del alma.
Hijo mío, necesito de ustedes ya que debo avanzar y este salto se debe hacer con el alma en el padre. ¿Desde donde están mirando la vida? ¿Cuál es el árbol que no les deja ver el bosque?
Mi pequeño de luz, que eres tan chico frente a la superficie que cubre mi espíritu, pero eres tan grande y profundo como el padre, ayúdalos a reencontrarse en ti.
A los niños que vinieron del cielo, a esas viejas almas viajeras, más que nunca necesito de vuestro brillo. Brillen donde esta empezando a oscurecer, ya que están en mi justo en el momento y lugar que deben estar. Sean eso a lo que han venido, honren su casta que nace del padre, muestren al Dios en el otro como debe sentir la presencia de todos en uno.
Estamos llegando al final del viaje, ¿Están preparados para ser uno en todos? ¿Han caminado lo suficiente para estar frente a los ojos de Dios? ¿Entienden mi mensaje?
Vuelvan al origen del afecto, a la esencia amorosa de donde surge todo. Hijos míos, quien sino su madre los ha envuelto durante siglos en los brazos de la ternura. He visto al odio y al amor enfrentados, a la duda y al miedo de estar separados del Padre.
¿Porque dudan y luego existen?. Miren hijos míos, más allá de donde vuestros ojos les permiten ver. Denle el valor y la real importancia que transitar esta experiencia exige. No terminen su viaje preguntándose por donde era el camino y hacia donde iban.
Dios decide como avanza y Dios decide como vive. Hijos, que el Dios en ustedes exprese su gracia como la naturaleza se expresa sobre mi. En respeto, en encuentro con ustedes y en paz con todos los que estamos juntos circulando por la ruta de las almas que despiertan.
Encuéntrense en mí, sean Gaia y todo la vida que se nutre desde mí. Sean por un momento mi existencia para ver de forma más amplia esto que es llevar vida en vida.
La madre que los ama… gracias mi niño, una vez más.
Gaia / A través de Juan Manuel