jueves, 17 de enero de 2008

Mi niño, vive

Some samita, la vida respira el aliento de aquello que nos confiere la vida, aquello que nos marca el ritmo y la capacidad de asombro ante lo que descubrimos.

Hoy hijo del viento, miras como el paisaje cambia con dinamismo y te asombras… pero mi pequeño, Dios se esta levantando frente a vuestros ojos y les esta pidiendo que encuentren dentro de cada uno de ustedes ese espacio donde el amor surge con naturalidad.

Cada uno de vosotros comienza a entender por donde camina, entender el sentido de cada pisada en vuestro andar que despierta la lógica del destino. Entender que camino porque el Dios en mi interior, impulsa el destino que estoy construyendo. El sendero se muestra siempre que nuestros ojos, permiten que el alma vea el verdadero sentido de la experiencia que transitamos.

¿Dónde yace tu duda sobre esta vida? ¿Qué parte de Dios todavía no se ha mostrado frente a tus ojos que no llegas a entender la riqueza de existir?

Pequeño, milagrosa es la eternidad que circula dentro de cada uno de vosotros. Hay tanta sencillez en una sonrisa como comprender la importancia de esto que están por vivir.

Abrir una puerta significa entender el alma de aquel que esta cambiando, y ver en el cambio, implica saber que somos nosotros quienes lo estamos impulsando. Cambiar esta en ti y en todo, porque esa es la naturaleza de esto que formas parte.

Mira más allá de lo cotidiano por que el significado esta más allá de vuestra percepción superficial. Encuentra la profundidad en la simpleza de esta vida. Tú estas aquí porque formas parte y eres todo, ya que en lo pequeño esta la esencia del mundo. Y en el cambio se dibuja la expresión de aquel que comienza a observar la vida sin sombras.

Mi niño, vive y entiende que no hay oposición para que la luz se refleje. Hay amor en la simpleza, no hay necesidad de odio para saber que existe un sentido amoroso en todo y en todos vosotros.

Es momento de entrar en los últimos pasos del camino que debemos recorrer. Se la templanza y abre tu alma a la aceptación de que lo que es, siempre fue y será la esencia que se encuentra en el corazón de todos. Palpita el amor de lo que eres y encuentra el camino en las palabras que te acercan al otro.

Este es el espacio Sanaeh, en que lo más profundo de ustedes surge sobre las superficies en que han vivido. Aquí estamos mi niño, en esto tan grande donde tú y yo danzamos, hoy las aguas vuelven abrirse para que sus hijos caminen a la tierra de donde han venido. Entenderá esto aquel que abre su alma a si mismo ya que el secreto yace en vosotros y la sonrisa se expresa desde la intención de querer, y de volver hacer eso que siempre fueron.

Recuerda, no termina aquello que nunca ha comenzado. Siempre fuiste eso y estas volviendo ahí…

Mis alas te cubren y Samita observa el retorno de su hijo.

Tamanae / A través de Juan Manuel